Todo marcha bien en algún momento, y luego las cosas pueden tomar otro rumbo, otras veces solo nada pasa. Un diciembre de 2,010 visitamos San Andrés Semetabaj, Sololá con mis padres, viajamos en camioneta, visitamos un tía (Verónica) ella trabaja como betlemita en conventos e internados académicos, en esa ocasión fuimos para allá a visitarla, yo personalmente recuerdo haberla visto unos 8 años antes, entonces solo recordaba su vestuario, pero, al verla noté que pues tenía mucho de familiar con mi madre siendo su tía, ya que era una persona de carácter fuerte, y además claro con muchas virtudes como la disciplina, el orden y la limpieza, tuvimos una estancia agradable y un buen recibimiento ante su superiora, estuvimos alegres y comimos rico, eso lo tengo muy presente, sin embargo, no fue todo, en la última parte de esa visita nos dijo que tenía un obsequio para la familia y quería saber si podíamos recibirlo y llevarlo... Yo lo nombré Duke, como se sabía era una regla y prohibición no
Comentarios
Publicar un comentario